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Alejandro, Amistad, Exupéry, Fando y Lis, Jodorowsky, petit prince, principito, Unidad
Si volvemos sobre nuestros pasos, a lo que había dicho el filósofo, podemos decir que existen dos clases de experiencia de lo Uno. La primera es lo Uno como simple y lo Uno como compuesto.
Lo simple es aquello que, al no tener las suficientes palabras para definirlo, nos acercamos a él por vía negativa, es decir aquello que no posee división, que no está compuesto, que no tiene partes. En cambio lo Uno compuesto sí las tiene, es compuesto precisamente porque la relación de sus partes le conforma como lo que esa cosa es. No obstante lo Uno compuesto tampoco es divisible; pues si de algún modo lo fuera dejaría de ser lo que esa cosa es (por composición de sus partes). Como la amante que por capricho de su amado se muestra dubitativa al tomar una rosa íntegra y lentamente desgarrarle, pétalo a pétalo, preguntando ¿Me quiere? O ¿No me quiere? Así, hasta llegar al último de los pétalos, muriendo la rosa y dejando un tallo desierto, maltrecho y cadavérico, de lo que en un momento fue la hermosa flor.