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Como les había mencionado en mi entrada anterior, en este momento estoy impartiendo lecciones de Arte en un colegio que busca emplear en menor o mayor medida, con poco o mucho éxito (todavía no estoy del todo seguro), la pedagogía Montessori. El asunto es que esta clase de pedagogía está pensada para niños de 0 a 6 años y de 6 a 12. Para rebatir este inconveniente haré un breve resumen:

La pedagogía Montessori se enfoca en el aprendizaje experiencial y autónomo del estudiante, lo que la hace aplicable a diferentes niveles educativos, incluyendo la educación secundaria. Al menos cinco aspectos deben ser considerados: generar un ambiente de aprendizaje preparado, impulsar la autonomía del estudiante, personalizar la enseñanza, promover el trabajo en equipo y ofrecer una evaluación formativa. Los estudiantes de secundaria deben tener acceso a materiales y recursos necesarios, elegir sus propios temas de investigación y trabajar a su propio ritmo. Los maestros deben adaptarse a las necesidades individuales de cada estudiante, ofrecer retroalimentación constructiva y guiar a los estudiantes en la reflexión sobre su propio aprendizaje. El objetivo principal es que los estudiantes desarrollen habilidades de pensamiento crítico, creatividad y autonomía en su aprendizaje.

Una vez zanjado el inconveniente de la edad, creo necesario comenzar a trabajar en la clase de material que un estudiante de secundaria requeriría para tomar sus lecciones de arte. Es por ello necesario determinar “¿Qué tipo de material podría ser considerado apto para el desarrollo del pensamiento crítico, creativo y autónomo considerando las lecciones de Teoría del color de la clase de Arte?”

Los materiales Montessori son herramientas educativas diseñadas por la educadora italiana María Montessori para ayudar a los niños a aprender de manera activa y autónoma, están diseñados para ser manipulados y explorados de manera que les permita desarrollar habilidades cognitivas y motoras a través de la experiencia práctica. Es por ello que esta clase de material está diseñado para ser auto-correctivo y para guiar al estudiante a través de un proceso de descubrimiento y aprendizaje independiente. Su propósito específico es el de ayudar al niño a desarrollar habilidades puntuales, como la coordinación mano-ojo, la discriminación visual y la capacidad de resolver problemas.

Existe una amplia variedad de herramientas educativas, desde bloques de construcción y rompecabezas hasta juegos de clasificación y manipulación de objetos. Estos materiales están diseñados para ser atractivos y para involucrar al estudiante en un proceso de aprendizaje activo y experimental. Al mismo tiempo, debe ser duradero y de alta calidad, para que pueda ser utilizado una y otra vez por muchos chicos diferentes (de allí el alto costo que conlleva matricular a un niño en colegios Montessori, aunque si lo pensamos bien esta sólo sería una inversión inicial).

Repasando lo anterior, un material debería contar con ciertas características precisas:

  • Ser auto-correctivo
  • Ser manipulativo
  • Estar ordenado
  • Estar completo
  • Ser atractivo
  • Estar basado en la realidad
  • Fomentar la concentración.

En general, los materiales pedagógicos deben estar diseñados para fomentar la autoestima, la independencia y el aprendizaje autónomo, y para apoyar el desarrollo natural del estudiante.

Me gustaría proponer al Cubo de Hickethier como un ejemplo de materia pedagógico, pensado específicamente con la finalidad de desarrollar la comprensión óptima de la teoría del color en los estudiantes. El cubo de Hickethier fue inventado por el matemático alemán Karl Hickethier en la década de 1950 como una forma de ilustrar la simetría y la geometría tridimensional. Además de su valor educativo, también se ha utilizado como un rompecabezas y como una forma de arte. Aquí un tutorial: